¿Cómo ha cambiado el día a día en la empresa a raíz de la pandemia?
PM: En un principio, la empresa tomaba la pandemia como una situación que valoraba solamente en aspectos productivos y económicos. El día a día y las relaciones con el Comité de Salud Laboral y el servicio médico, ha dado como consecuencia que poco a poco vaya cambiando a una valoración más médica, tal vez también por un temor a que demasiada gente enferma, o demasiada gente en casa por contacto directo, le diera problemas con la producción, pero es cierto que, a día de hoy, cada vez que hay un caso, se hacen pruebas no solo a los contactos directos, sino a mucha más gente, se hacen pruebas… ha habido una pequeña variación en ese aspecto
¿Qué impacto está teniendo la pandemia sobre la plantilla? ¿Cuál es el estado de ánimo al respecto?
IE: Ha habido gente con más miedo, gente con menos… Pero sí, claro que ha generado problemas. Teletrabajas a horas distintas, los vestuarios han habido que ir cerrándolos y adaptándolos, han surgido cosas… La empresa ha debido de ir adaptándose a cambios muy rápidos en poco tiempo.
PM: Ha habido problemas en autobuses, problemas en turnos que se han puesto, en un principio la empresa no estaba muy a favor del teletrabajo, han tenido que implantar aspectos informáticos importantes… en fin, que ha habido problemas tanto para la empresa con los trabajadores. Para todos.
La pandemia ha hecho que trabajar sea más peligroso y el descanso sea de menos calidad, ¿ha tomado la empresa alguna medida para compensar este empeoramiento en las condiciones de vida y trabajo de la plantilla?
JC: No, la verdad es que desde el punto de vista de vida personal no se ha hecho nada. De hecho, otros años ha habido cursos de idiomas online, y este hubiera sido un buen año para haberlos puesto y este año, desde la matriz de la empresa se hizo un recorte en el presupuesto de formación, no habiendo cursos ni presenciales ni online, y, como digo, este hubiera sido un buen año para tenerlos online.
IE: lo que es fuera del entorno de trabajo de la fábrica no se ha hecho nada.
JC: Qué va.
¿Cuál es vuestro día a día como representantes de los trabajadores en estos momentos? ¿Hay alguna reivindicación encima de la mesa?
PM: En principio hubo muchas quejas porque había compañeros que tenían temor y querían teletrabajar, había muchas cosas a medio hacer, y la empresa solo veía las cosas desde el aspecto económico. Es cierto que la misma pandemia ha hecho que la empresa cambiara estos puntos. Llegado un cierto momento, la empresa, viendo el peligro, implantó la forma del teletrabajo en todo el mundo, se doblaron la cantidad de buses, que era una reivindicación constante; en el comedor se puso una persona por mesa; en muchos sitios se ha estado trabajando dos turnos… En cierto momento de la pandemia, no sabría decir en qué fecha, la empresa cambia el aspecto puramente económico a un aspecto de tratar que esto sobreviva a la pandemia.
JC: Luego también se han pedido más cosas, a las que no se les ha hecho mucho caso, como que la gente ahora últimamente que había vuelto a trabajar, y no se estaba incentivando el teletrabajo, mayormente porque la empresa no quería implantarlo. Últimamente hubo un par de brotes, que ha sido lo que ha hecho que la empresa vuelva a cambiar y diga que la gente vuelva al teletrabajo, pero ya volvía a, como no pasa nada, ir tirando al punto económico… porque como se produce más aquí que teletrabajando, prefieren que se produzca aquí, aunque sea con riesgo. Ahora, como han vuelto a haber un par de brotes, y ya está la cosa un poco mal, ha sido cuando ha decidido volver a aplicar los cambios… cosa que realmente ya estaba preparada, y era que la empresa dijera claramente sí o no a teletrabajar.
PM: ¡Pero siempre forzada por las circunstancias!
JC: Sí, claro. La empresa, en todo momento, ha sido un poco… Sabiendo el volumen de empleado que tenemos, esta empresa en todo momento es un reflejo de lo que pasa fuera. Si fuera la cosa se pone complicada, sabes que tarde o temprano, aquí, aunque sea en un mayor o menor porcentaje, acaba pasando lo mismo. Entonces, como en las primeras olas, parece que nos esquivó un poco, no tuvimos ni brotes ni cosas así… Pero ahora después de Navidad ha sido un poco locura, con un par de brotes y ha sido cuando la empresa, como que se ha asustado y ha dicho: ¡hostia!, ¡que igual se nos va esto un poco de las manos y hay que cerrar!
PM: Ha habido días con más de 100 personas entre bajas de covid y bajas por proximidad a una persona con covid.
JC: Que, si estas medidas se hubieran implantado antes de esta ola o a la vuelta de navidades, quizá se hubieran evitado los problemas que ha tenido. Pero bueno, hasta que no ha tenido los brotes, no lo ha hecho, pensando que esto es una empresa que está al margen de la comunidad. Hasta que no llega un político y dice esto es lo que hay que hacer, esta gente no dice nada, a mí hasta que una ley no me lo diga, yo no lo voy a hacer. Esta vez sí que es verdad que como ya lo tenían preparado de la otra vez, no se han esperado a que les obliguen. Han dicho: cuidado… si lo tenemos preparado como la otra vez, hagámoslo. Pero sí que le han tenido que verle las orejas al lobo.
En cuanto a las reivindicaciones, viendo el tipo de empresa que somos, las condiciones que tenemos, y ves un poco lo que hay fuera, en cierto modo somos unos privilegiados de lo que tenemos. Cuando llegue el momento de cambiar el convenio, veremos a ver las teclas sobre las cuales mejorar, pero siempre sobre algo que ya es mejor de lo que tiene el resto.
PM: Ha habido una circunstancia y es que ha habido un trato diferencial entre los trabajadores de Stadler y otros trabajadores de subcontratas, becarios y cosas así y ha habido que hacer un esfuerzo para que el trato sea igual para todos, ya que la pandemia nos trata a todos por igual. Ahí ha habido un punto de diferencia que nos ha costado.
JC: La empresa en un principio se ha centrado mucho en nosotros y luego se ha dado cuenta que joder, aunque no seamos todos Stadler, trabajan aquí con nosotros, y si se desmadran unos, nos desmadramos todos, porque vamos todos en el mismo barco. Pero sí que tiene razón el compañero Pedro que al principio nos dejaban un poco más de lado… aunque es cierto que ha habido que hacer fuerza para que la empresa dijera hostia, pues a esta gente también hay que echarles una mano.
Y pasando a un terreno más amplio, ¿Qué futuro le auguráis a la industria en España? ¿Qué retos y dificultades afrontan particularmente los trabajadores del sector industrial?
PM: Vamos a ver, nosotros, Stadler, es una empresa puntera en el mundo del ferrocarril y, posiblemente, nuestra situación industrial no es la misma que la situación normal en el resto de España. Para nosotros es muy complicado decir esto porque nosotros competimos a primer nivel con Alemania, Japón, EEUU… por tanto, para nosotros es muy difícil hablar del terreno industrial porque estamos en una burbuja, en una especie de élite.
JC: Sí que es verdad que visto cómo lo estáis planteando, la industria, tal, lo que queda es que la tecnología se viene encima, y es cierto que o todo el mundo se adapta, o te quedas atrás. Y, bueno, nosotros, de hecho, lo estamos viviendo aquí, pero a otro nivel, viendo todo lo que esta gente maneja.
PM: Tened en cuenta que nosotros diseñamos y producimos. Hay más de 200 ingenieros en esta planta. ¿Qué es lo que está ocurriendo? Nosotros funcionamos y trasladamos faena de aquí al exterior que se dice poco a nivel tecnológico, pero ya os decimos que estamos en una especie de burbuja propia, por lo que no somos los más adecuados para responder a esa pregunta.
IE: Sí, porque si, por ejemplo, te vas a la industria del automóvil, aunque se supone que se está medio recuperando, por ejemplo, con el tema del coche eléctrico en España no se está invirtiendo en tejido productivo, para desarrollar aquí el coche eléctrico, que es en lo que vas a tener ventas de aquí a un tiempo, cuando en otros países como Alemania sí se está haciendo. Y al final lo que haces, es que, cuando compres un coche eléctrico aquí, no lo estás produciendo aquí, lo estás importando de Alemania. Y tú te vas a quedar vendiendo el coche diésel, que es el que va a acabar muriendo, que es un beneficio bueno a corto plazo, pero a medio-largo, te vas a morir, porque no va a haber faena de eso. Sí que faltaría más inversión por parte del gobierno.
En cuanto a la clase trabajadora en general, ¿en qué estado pensáis que se encuentra el movimiento obrero y la conciencia de clase ahora mismo en España?
PM: Vamos a dar dos respuestas: una, la mía que llevo muchos años aquí, y otra, la del compañero, que lleva aquí menos tiempo. Cuando yo entré en el comité, en el año ochenta y pico, o noventa, las mayores discusiones eran políticas. En el comité, la mayor parte del tiempo se hablaba de política y se tenían discusiones políticas. Hoy, las mayores discusiones o las únicas, son económicas, quitando el tema de salud laboral. Hoy no se habla de política en el comité de empresa, solamente cuestiones económicas. No sé el motivo exactamente.
IE: A ver, sí que es verdad que en lo que más piensa la gente, se queja y se preocupa, es si se puede sacar esto de más, de menos. De hecho, con el pasado convenio, que se perdieron horas y dinero, a la gente sólo le está preocupando recuperar el dinero. A la gente ya, lo de las horas le da igual. Solo quiere dinero y dinero.
JC: De conciencia de clase, a nivel laboral y todo esto, no sé ni por qué ni como, pero es como que, desde las últimas crisis económicas, que al final quienes las comemos somos nosotros, junto con la pandemia, mi sensación es que la clase obrera ha dado un paso como 20 años atrás. Y, luego a nivel de reivindicación de movimiento sindical y obrero, sí parece que los últimos años hay una pequeña vertiente, igual que estáis vosotros y nosotros intentando meternos ahí, pero…no sé si es que hay que inventar un nuevo concepto sindicalista, pero en general lo veo todo bastante dormido.
IE: Aquí realmente gente que quiera apuntarse al sindicato como hemos hecho Jose y yo, realmente no hay, la gente no quiere. De hecho, venir al sindicato es ganar menos dinero, porque pierdes pluses y otras cosas, y la gente no está por la labor. Además, que es tiempo tuyo que le dedicas a esto fuera del trabajo.
JC: Es como que la lucha sindical ha pasado a un segundo o tercer plano. Si esto está peor, ¿para qué voy a luchar por esto? Ya, pero es que cuando yo lucho, lucho por todos.
IE: La gente está en un bienestar cómodo. Saben que podrían estar mejor, pero como tampoco están mal dicen: bueno, lo llevo, tampoco estoy tan mal.
¿Cuáles creéis que serán los grandes caballos de batalla de la lucha obrera en España en los próximos años? Las reivindicaciones generales más importantes, los principales retos…
PM: Hay cuestiones que hay que tener claro. Hoy por hoy casi todo el mundo está convencido que todo se puede vender, y ese es un problema. Nosotros a veces tenemos que convencer a los compañeros que las horas hay que limitarlas, que hay aspectos de seguridad y salud que no se pueden obviar, y que uno trabaja para vivir. Y nos estamos encontrando con que no se discute si hago más o hago menos, sino cuánto me van a pagar por eso. Si me pagan 20, yo vengo el sábado y hago lo que toque. Y esto va a ser un problema, porque no todo es convertible en dinero. Es algo que vamos a tener que luchar en el futuro.
Otro aspecto a tener en cuenta es la tecnificación: las empresas cada vez demandan más formación continua. Y ese va a ser otro problema. Cuesta formarse cuando tienes cierta edad. ¿Y qué es lo que ocurre? Que como tú no te estás formando continuamente, hay gente por detrás que viene empujando.
JC: Es como el pez que se muerde la cola: gente que viene nueva que tiene formación, pero no tiene experiencia, pero tienes a la gente que tiene mucha más experiencia, pero no tiene esa tecnificación. Nos encontramos ahí en medio en ese vacío, porque necesito experiencia, pero también formación técnica, y quiero formar, pero a la vez no tengo tiempo para formar porque lo que prima hoy en día, como pasa con todo, es que, cuanto más produzco, más gano… Y sí, estoy de acuerdo, al final lo que hacemos es vender todo. Es que vendemos todo.
Además de la pandemia, ¿Cuáles creéis que son los principales problemas que atraviesa el mundo?
PM: Primer problema: calentamiento global. Como a nadie le toca excesivamente el bolsillo de forma directa, nadie hace nada. Segundo problema: en Estados Unidos ha mandado Trump. Pero es que como allí, puede pasar en cualquier sitio.
JC: Estamos viviendo un resurgimiento de la extrema derecha que te cagas. Pero en todos los lados. Y eso da miedo, claro que da miedo.
IE: Cuando hay menos la gente es más egoísta. Eso es así.
JC: Si es en cuanto a problemas mundiales, es que podrías hacer una lista, y estar mucho rato, porque hay muchos. Muchas las piensas y dices, joder, estamos en pleno siglo XXI, y sigue pasando esto… Pienso también que mucha culpa la tenemos los países del primer mundo, que al final tenemos esa comodidad, y cuesta sacar tu visión de tu día a día y poner ojo en esas cosas. De las poquitas cosas que vamos tocando con la gente, te das cuenta de muchas cosas como, por ejemplo, la dependencia, que no pasa solo en España, y que sigue estando bastante mal.
IE: Otro problema son las crisis económicas. Ahora mismo tu país está endeudado a ser el chiringuito de playa de Europa que, desde el punto de vista económico, está vendido a Europa que, a su vez, desde mi punto de vista está vendida a China. El poder de mercado de China es, vamos… en cualquier momento, China puede decir que ya no quiere euros, ¿y en qué moneda le pagas? Cuando ya tenga demasiados euros. Porque ahora mismo, tenemos este nivel de vida, y estamos como estamos porque estás imprimiendo euros que no tienes… y China está de puta madre, está de puta madre, porque todo lo que fabrica es a precio de celo, porque las condiciones laborales son de esclavitud, y tú lo que estás haciendo es endeudando el futuro a que sea un poco más esclavo, porque irás percibiendo de los países de los BRICS, para ir cediéndoselos, porque se lo tendrás que ceder en algún momento.
¿Por dónde creéis que podría ir la solución para esos problemas? ¿Qué papel creéis que debe jugar la clase trabajadora en su resolución?
PM: Es una pregunta para la que nadie tiene una respuesta clara, pero os vamos a comentar la situación nuestra particular. Nosotros tenemos Alemaniahacer productos tecnológicamente cada vez más avanzados, porque solamente podemos poner nuestros productos en países que puedan pagarlos. Si hiciéramos un producto tecnológicamente poco avanzado, nos lo harían países como India, como Brasil, a un precio mucho más bajo que el nuestro, y no podríamos competir con ellos. Por lo tanto, tenemos que hacer una huida hacia adelante, tenemos que hacer productos tecnológicamente muy avanzados, para que no nos los copien. Esa huida hacia adelante, nos está pasando también a los trabajadores del primer mundo, porque los trabajadores del tercer mundo, en cuanto entran en mercados como el nuestro, son tan baratos que nos comen, y como todo está globalizado… ¿Qué te quiero decir con esto? Que lamentablemente las diferencias entre los mundos van a ser cada vez mayores. Es casi inevitable. Y no es una solución, pero me cuesta ver otra historia.
JC: Piensas en la pregunta y dices, no sé si es la solución, pero es la que a mí me gustaría, que es que la clase trabajadora se rebelara de una puta vez, pero es lo que no pasa. Y ves tantas cosas que acabas pensando, pero bueno, ¿qué cojones tienen que hacer para que los trabajadores den un paso al frente y digan: hasta aquí está la línea? Pero es que volvemos a lo que hemos hablado al principio, que parece que a todo se le puede poner un precio y dices, ¿dónde está la línea?