El marxismo consiste de miles de verdades, pero todas se reducen a una frase: ‘La rebelión se justifica’.
Mao Tse-Tung
Ayer, día 7 de octubre, por la madrugada, el comando unificado de las milicias armadas del pueblo palestino lanzó un ataque sorpresa contra las fuerzas israelitas y sus asentamientos coloniales. El ataque fue acompañado de un llamamiento a la movilización e insurrección general por parte de todos los grupos políticos que componen el movimiento de liberación nacional. También han instado a los miembros de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina a sublevarse, oponiéndose al historial colaboracionista de sus dirigentes en los años más recientes. La masiva participación popular que ha despertado muestran la enorme fuerza y bravura del pueblo palestino y sus ansias de libertad ante la brutal limpieza étnica a la que están sometidos.
Esta ofensiva ha cogido completamente desprevenidas a las fuerzas armadas del gobierno ultrarreaccionario y ultranacionalista de Netanyahu y sus aliados fascistas, inmersos en riñas internas entre distintas facciones de la burguesía israelí en un contexto de creciente inestabilidad política del régimen. Esta inestabilidad sumada a la acumulación intolerable de matanzas indiscriminadas ha propiciado que nos encontremos ante un levantamiento popular sin precedentes, de mayor proporción que las anteriores dos intifadas. Ello ha empujado al gobierno de Israel a declarar el estado de guerra, consciente de la fragilidad real de su situación y de que la única garantía de su existencia es el dominio mediante la mayor cantidad de violencia posible como vienen demostrando los continuos bombardeos, asesinatos y represión generalizada incluso contra los movimientos de protesta más pacíficos como las Marchas del Retorno del año pasado. Las espantosas masacres sin contemplaciones de hombres, mujeres y niños desarmados que avanzaban hacia los muros que envuelven la franja de Gaza son una prueba fehaciente de que el pacifismo pequeñoburgués y las apelaciones a la legalidad internacional son una vía muerta para las naciones oprimidas del mundo y que supone también una lección para la clase obrera en los países imperialistas.
Desde el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores hacemos un llamamiento a los comunistas y al conjunto del pueblo para que se movilicen en favor de la liberación palestina y difundan la justicia de su lucha. La solidaridad con Palestina no debe darse sólo cuando Israel comete sus más atroces crímenes, sino también cuando el pueblo palestino sale a la ofensiva luchando por su liberación. Una vez más, esta legítima demanda se expresa con nitidez y de forma condensada en la consigna “es justo rebelarse”.
Nuestro apoyo y solidaridad es para los pueblos oprimidos que luchan para liberarse de sus cadenas. Saludamos el valiente levantamiento del pueblo palestino contra la ocupación y genocidio perpetrado por el ilegítimo estado colonial de Israel!