¿QUIÉNES SOMOS?
Revolución es el órgano de comunicación del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Mediante este órgano el Partido expone sus posiciones a revolucionarios, activistas y a las clases populares. Próximamente desde Revolución se comenzará a admitir la colaboración de revolucionarios y activistas que deseen reflejar la realidad de las luchas del pueblo o señalar a sus enemigos.
El Partido Revolucionario de los Trabajadores es un partido marxista-leninista-maoísta.
Entendemos que la definición ideológica es de vital importancia, porque la ideología revolucionaria condensa toda la experiencia de la lucha de clases revolucionaria y es condición para llevar a la clase obrera al poder. Por lo tanto, reconocemos el maoísmo como la tercera y superior etapa de la ideología del proletariado, entendiendo que ésta ha avanzado gradualmente y a saltos, con tres grandes hitos de la lucha por el poder obrero: La Comuna de París y la lucha de la clase obrera en el capitalismo ascensional, en que se forja el marxismo; la Revolución Soviética y la llegada del capitalismo a su fase terminal, la fase imperialista, donde se da el salto al marxismo-leninismo; y la Revolución China, la Revolución Cultural y las Guerras Populares que se desatan al calor de estas dos experiencias revolucionarias, donde se llega a la etapa del marxismo-leninismo-maoísmo.
Nuestro objetivo estratégico es la reconstitución del Partido Comunista de España. No consideramos que nosotros ni ningún partido del MCE lo sea. El Partido Comunista es aquella herramienta política que agrupa sistemáticamente a los elementos de la clase obrera más avanzados ideológicamente y con más capacidad y arrojo en la lucha.
Por lo tanto, nuestro objetivo estratégico es la reconstitución de éste. El término reconstitución o constitución pone al mando el rearme ideológico y político de la vanguardia del proletariado. Es decir, no creemos en la unidad partidaria en base a lo organizativo y a algunos puntos ideológicos en abstracto comunes. En este proceso, nuestro objetivo es llevar la iniciativa y convertirnos en el destacamento a la vanguardia de la reconstitución.
Entendemos que la revolución en España es de tipo socialista, dada la naturaleza imperialista y de capitalismo desarrollado del país. En concreto, España es una potencia imperialista de segundo orden. Esto significa que, dentro de la cadena imperialista, nuestro país cuenta con una oligarquía financiera con monopolios desarrollados, que exporta capitales y que mantiene relaciones de dominación respecto a países, sobre todo, de América Latina. Esto lo podemos ver con las prácticas monopolistas y de usura de las bancas españolas, la actividad de empresas como Repsol, Melia Hotels, etc., y en la participación del Estado en guerras de rapiña lideradas por potencias con mayor poder. Al mismo tiempo mantiene una política de subordinación a potencias imperialistas de primer orden como EEUU, Alemania o Francia. Esta realidad hace que la división de clases y su distribución tengan características específicas que son importantes tener en cuenta para desarrollar nuestra política revolucionaria.
Por todo esto, entendemos que tanto la fuerza dirigente como la fuerza motriz de la revolución es el proletariado, es decir, la clase obrera del sector productivo, principalmente aquella que se encuentra explotada en las grandes cadenas de producción y distribución de mercancías. A pesar de que España, por su naturaleza de potencia imperialista, cuente con un sector improductivo bastante extendido, así como con especulación y rentismo, se trata de un país industrializado. No obstante, su naturaleza de potencia de segundo orden y no de primero se concreta en un peso desproporcionado de las empresas medianas y pequeñas en el sector productivo (industria y logística), así como su volatilidad y falta de diversificación, fenómenos que también afectan al funcionamiento de las grandes empresas supeditadas a los monopolios. En estas empresas pequeñas, medianas y grandes, que producen para los monopolios, los obreros sufren una explotación más aguda, con salarios más bajos, peores horarios y condiciones de seguridad y salud, infraestructuras más anticuadas y una jerarquía más abiertamente reaccionaria y caciquil. Estos trabajadores y trabajadoras componen el grueso de las masas hondas del proletariado, que protagoniza los estallidos más directos contra los capitalistas y su Estado, como pudimos ver en las revueltas obreras de Cádiz en 2021.
Por otro lado, la supeditación voluntaria de la oligarquía financiera española a la de potencias imperialistas más fuertes, incluyendo el control parcial de antiguos monopolios españoles (como SEAT o las antiguas siderúrgicas españolas) por parte de monopolios extranjeros impone ritmos de trabajo y ajustes de costes a los obreros de estas empresas matriz que agudizan su explotación, mermando el número y condiciones de la capa superior de la clase obrera a la que el capitalismo puede contentar temporalmente. La presión por la deslocalización, por la subcontrata de tareas, por la contratación de personal eventual o discontinuo… empujan las condiciones de estos trabajadores hacia las del resto de la clase obrera, confirmando así que el capitalismo crea a sus propios enterradores.
El Partido Comunista, una vez reconstituido como organización de los elementos más concienciados y avanzados del pueblo trabajador, deberá dirigir la construcción de un frente unido de todas las clases y capas revolucionarias contra el capitalismo, la reacción y su Estado. Así mismo, deberá dirigir la construcción de un verdadero ejército del pueblo firmemente asentado sobre las organizaciones populares masivas y sus herramientas de autodefensa, y lanzar una guerra del pueblo.
Asumimos que esta revolución, igual que cualquier otra lucha por el poder de la clase obrera, será una Guerra Popular Prolongada, es decir, una guerra donde las masas dirigidas por el PC combatirán con sus métodos y herramientas militares y civiles. Como el término GPP es relativamente desconocido en España, publicaremos documentos y materiales formativos al respecto, ya que es necesario salir del tópico de que la GPP es sólo aplicable a países coloniales y semicoloniales. En cualquier caso, avanzamos que la guerra del pueblo en países imperialistas no será una traslación mecánica de cómo se lleva a cabo en colonias y semicolonias, pero sí será un conflicto duradero de construcción paulatina de poder obrero, como algunas experiencias históricas han demostrado que es posible.
¿De dónde venimos?
La Organización Comunista Revolución se fundó en 2015 en un contexto de ruptura con el reformismo y el revisionismo de los partidos de los cuáles procedía nuestra militancia. Nuestro golpe de partida, aprobado en el I Congreso, fue constituirnos como una organización marxista-leninista con una fuerte aspiración en la reconstitución del Partido Comunista en España y con una gran vocación por la actividad política entre las masas y sus movimientos. Desde el primer instante, la lucha de líneas, aunque fuera de forma implícita o inconsciente, con debates honestos y abiertos en el seno de la organización, y especialmente en nuestra dirección, fue el método por el cual desarrollamos nuestra línea, evolucionamos ideológicamente y adquirimos cohesión y unidad partidaria.
Comprendimos desde nuestra fundación que, para acabar con el capitalismo, no debíamos aspirar en infiltrarnos en las instituciones burguesas con el ensueño de situar a los comunistas en el Parlamento. También entendimos que la revolución es una guerra compleja, que poco tiene que ver con una serie de huelgas relámpago coordinadas. En consecuencia, bebimos del estudio de las aportaciones de la Revolución Soviética y de diferentes movimientos revolucionarios al rededor del mundo.
En un país en el que el hilo rojo de la historia se cortó hace décadas, teníamos y seguimos teniendo por delante arduas tareas, algunas de ellas casi desde cero: el fortalecimiento ideológico y la formación de cuadros revolucionarios mediante el estudio de la teoría y la práctica política, la construcción de unos principios políticos revolucionarios que vertebren una táctica y estrategia revolucionarias, la construcción de una estructura de cuadros, centralista democrática y de vanguardia; y todo ello, ligado al aprendizaje y la dirección de los movimientos populares.
Nuestra militancia está formada por activistas de todos los sectores que adquirieron una conciencia revolucionaria a través de las diferentes luchas en las que participaron, así que, en esta primera etapa de Organización Comunista Revolución como escuela de cuadros, nos dedicamos a formarnos para convertirnos en revolucionarios, profesionalizando nuestra actividad en base a nuestras posibilidades.
Así pues, para nosotros y nosotras, el trabajo en los movimientos de masas ha sido siempre esencial: a través de la implicación en las luchas cotidianas se ponen de manifiesto las limitaciones del Estado capitalista y del reformismo, permitiendo la difusión de la ideología revolucionaria y su profundización a través de las propias experiencias. Además, la lucha de masas es donde se manifiesta la lucha de clases -en unas de forma más aguda que en otras- y es en estas experiencias donde aprendemos y crecemos en fuerza y capacidad de movilización.
Fue mediante esta lucha diaria, pero también del estudio de revoluciones históricas y contemporáneas, especialmente las que se dan actualmente en Filipinas y la India, así como del estado actual del Movimiento Comunista Internacional, dónde nos dimos cuenta que nuestra posición como marxistas-leninistas ya no servía para responder a las cuestiones y los retos a los que nos enfrentábamos: principalmente cómo reconstituir el Partido Comunista y cómo dirigir y organizar la revolución socialista en un país imperialista como el nuestro. De ahí surgió la necesidad de desatar una lucha de líneas abierta en el seno de nuestra organización.
En nuestro III Congreso culminamos este proceso intenso de lucha de líneas y damos el salto a constituirnos como un partido comunista que asume el marxismo-leninismo-maoísmo como ideología.
A pesar de que el camino a recorrer será duro, el capitalismo está en descomposición: los gobiernos reformistas, de izquierdas o derechas, se van sucediendo; y no sólo no cambia nada, sino que la situación se recrudece; cada derecho es una batalla, cada derecho tiene caducidad. Sabemos que son las masas las que hacen la historia, y que, de cada vez más, va aumentando el número de activistas que empiezan a cuestionarse que el capitalismo sea reformable.
Pero sabemos que las luchas parciales por sí solas no van a conducirnos al socialismo. Nuestro deber es aportar la ciencia revolucionaria, es decir, la síntesis del conjunto de experiencias revolucionarias internacionales, que permite planificar, organizar y ejecutar el salto de las actuales luchas de masas a las luchas revolucionarias.
Es por esto por lo que queremos invitaros a los que nos estáis leyendo a caminar con nosotros hacia la reconstitución del Partido, a luchar para conseguir la construcción de los tres instrumentos de la revolución y destruir hasta los cimientos el capitalismo.