Se avecina el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una jornada de reivindicación y despliegue del movimiento feminista. Con más de 100 años de historia, actualmente este movimiento es amplio e interclasista. Como consecuencia de ello, una parte de él se ha institucionalizado y, por tanto, encontramos sectores reaccionarios que atacan y excluyen con discursos de odio a las mujeres trans e identidades disidentes de los espacios de lucha. En el caso de España, las reivindicaciones feministas, mediante la presión de las huelgas del 2018 y el 20191 empezaron a formar parte del programa de la socialdemocracia y el reformismo.
A final de legislatura, la coalición PSOE y UP ha aprobado dos leyes que, en teoría, suponen un avance para los derechos democráticos del colectivo trans y en la prevención de la violencia sexual. Estas leyes se plantean gracias a la lucha continua del Movimiento Feminista y LGBT de base. Por eso, este 8M vamos a analizarlas partiendo de las siguientes premisas:
- El reformismo negocia con los movimientos sociales y sus reivindicaciones a la baja, llegando a un punto de estancamiento del capitalismo en el cual el Estado burgués ya no puede permitirse soltar más del mínimo o lo que las trabas estructurales de le permite. Además, por la naturaleza burocrática del Estado capitalista, estas reformas, una vez en aplicación, tendrán una serie de limitaciones que ejemplificaremos con estas leyes.
- Por otra parte, comprendemos que el capitalismo aprovechó las relaciones patriarcales y las transformó para que estas sirvieran a la reproducción de fuerza de trabajo. Por lo tanto, entendemos que el patriarcado no puede abolirse sin una lucha directa contra el capitalismo y su erradicación2.
- Así pues, el Estado3 no es un ente neutral que media entre la sociedad, sino una herramienta de dominación de una clase sobre otra que no puede reformarse desde dentro. Mientras el Estado burgués, que es fuertemente represivo y burocratizado, se intenta poner una careta y hacer gala de sus pretendidas posturas feministas, reprime sin piedad a los y las activistas, dónde entran las que forman parte del movimiento feminista.
Así pues, analizaremos las modificaciones y añadidos que se han implementado desde el Gobierno, y veremos sus limitaciones y porqué el capitalismo no es reformable.
1.- La ley del solo sí es sí
La ley del solo sí es sí tiene dos vertientes principales: Por un lado, la vertiente penal, que es claramente el foco principal de la ley. Por otro lado, la vertiente de servicios y estructuras para la asistencia de afectadas por violencia de machista o por explotación sexual y trata.
Primero, centrémonos en los cambios penales. La ley del solo sí es sí, en este ámbito, aplica varios cambios. Reduce las penas por delitos de violación o agresión sexual sin agravantes, introduce diferentes agravantes (por ejemplo, que la agresión proceda de un cónyuge/pareja o ex-pareja) y elimina el concepto de abuso, englobándolo en agresión sexual con algunas penas levemente endurecidas para clasificar lo que anteriormente eran considerados abusos sexuales. También se incluyen algunos nuevos delitos como el catcalling4, la intimidación o humillación mediante expresiones o comportamientos de carácter sexual en el ámbito público.
En la vertiente de nuevas estructuras y servicios, el principal cambio que se introduce es el de los centros de crisis, servicios de atención especializados en menores víctimas de violencias sexuales (dónde no se especifica qué conllevan y parece más bien una carta a los Reyes Magos) y línea de atención 24h al día. A nivel de prevención la ley sólo introduce que el sistema educativo español incluirá “la integración de contenidos basados en la coeducación y en la pedagogía feminista sobre educación sexual e igualdad de género y educación afectivo-sexual para el alumnado”9, incluyendo también educación sobre el uso adecuado y crítico de internet y las nuevas tecnologías, privacidad y protección de datos y a lo referente que sea delito en las plataformas virtuales.
Vemos un claro intento de UP de introducir de manera burocrática, sin un movimiento impulsado por una base social efectiva en su seno, una dinámica menos punitivista a nivel penal. Es evidente que la clase trabajadora se opone al sistema punitivista, siendo su función primordial el actuar como un mecanismo de represión, dirigido y que se operativiza principalmente hacia nuestra clase. UP, no obstante, ni siquiera intenta enmarcar esta aplicación un tanto menos punitivista en una acción legislativa burguesa más amplia. Reforman exclusivamente un pequeño apartado del Código Penal, creando un extraño contraste con el resto de la legislación al respecto. Esto genera sinsentidos como que por robar puedan caerte más años (de 2 a 5) que por una violación (de 4 a 12), dando artillería al populismo punitivista que puja por endurecer el Código Penal en general como manera efectista de ganar votos. Ante el circo que la política burguesa ha montado en torno a las penas de la ley, UP, lejos de defender una política no volcada en el punitivismo, no ha dudado en pujar al alza en las penas de cárcel por miedo electoralista.
El reformismo basa su política en cooptar las demandas de los diferentes sectores de la clase trabajadora, para negociarlas a la baja e introducirlas de manera oportunista. Se ponen la medallita por introducir conceptos a los que el movimiento feminista, en este caso, hace tiempo ya ha llegado por sí mismo.
Además de esto, la dinámica patriarcal del Estado capitalista, que se beneficia del patriarcado para la producción y la reproducción de mano de obra, no permite la formación de los distintos agentes del Estado para poder acompañar a aquellas afectadas por violencia machista. Esto lo vemos día a día en las miles de denuncias que se archivan, o en la ingente cantidad de mujeres que acuden a denunciar a su agresor sólo para enfrentarse a las mismas disertaciones machistas que denuncian, juntándose con bloqueos burocráticos que conllevan estos procesos lentos, llegando a años de espera hasta los juicios o notificaciones de los ‘’avances’’ de sus casos. Durante el curso de estas trabas, las afectadas tienen que convivir durante años expuestas a las agresiones, acosos e impactos (económicos, como gastos en abogadas especializadas en perspectiva de género ya que el derecho a un abogado de oficio no tiene filtraje alguno de especialización; psicológicos; relacionales y de participación, reduciendo y mapeando sus lugares recurrentes por miedo a encontrarse a su agresor, solicitar un traslado laboral, de ciudad, etc.) que acarrean un sistema deficiente y negligente que siguen teorizando desde unos escalones demagogos y lejanos, sin apenas posibilidad de acceso para la clase trabajadora, que lidia con los ritmos impuestos por la explotación. ¿Es posible hacer vida cotidiana, con menores a cargo, irregularidad administrativa y sin sustento económico mientras tu agresor te lo impide de manera continuada?
Unidas Podemos ni siquiera plantea una necesidad más acuciante de formación a las “Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado” que tramitan las denuncias (siendo el primer eslabón burocrático, juzgador y de ideología mayoritariamente reaccionaria), ni a los funcionarios de la justicia que dictaminan sentencias. Aquí se reúnen la necesidad de informes psicológicos, peritajes, presencia de testigos, involucración de menores, pecando del estereotipo victimizador y sin perspectiva de género en la mayoría de los casos. Incluso reuniendo todos estos medios, que suman tiempo a los procesos, ni la ley ni sus involucrados en ejecutarla protegen o cumplen lo escrito. Pasa de igual manera al introducir el reconocimiento de nuevas formas de violencia, como el catcalling4 (la intimidación o humillación mediante expresiones o comportamientos de carácter sexual en el ámbito público) o un nimio cambio penal en materia de sexpreading5 (difusión de imágenes sexuales sin consentimiento), que ya reclamaban las propias masas. Estos cambios se dan sin un respaldo de protocolos o herramientas que den facilidades a la hora de presentar pruebas o faciliten un reconocimiento generalizado de las violencias. A los ojos de los funcionarios, esta ley se queda como un mero eco documentado. Por ejemplo, en el caso del catcalling, será necesario aportar pruebas desde la óptica judicial a través de videos, testigos, peritajes, etc., Esto, como ya sucede actualmente, es muy difícil de realizar in situ o debes tener suerte de contar con todos los medios a tiempo y a mano para demostrarlo.
Todavía están frescos los recientes casos de policías infiltrados en los movimientos sociales. Cómo el del barrio de Sant Andreu, Barcelona, que abusó sexualmente mediante el engaño de militantes de los movimientos para proceder con su infiltración. Lejos de recriminarle este hecho, el Estado le ha premiado con un puesto en una embajada. Este es el cuerpo represivo que, al final del día, tendrá que tramitar las denuncias de la nueva legislación.
Respecto a los servicios y estructuras que pretenden conformar, también queda claro el papel limitado que podrán jugar en materia de acompañamiento de las personas afectadas por violencia de género:
En primer lugar, los presupuestos generales del Estado se encuentran sometidos a constantes cambios. El Gobierno, que en tiempos de bonanza económica o mucha agitación social decide gastar más recursos en mantener su estabilidad, puede destinar más presupuesto a estas estructuras. Sin embargo, este presupuesto que rápidamente se ve reducido ante cualquier mínimo revés que haga plantearse al Estado burgués la importancia o necesidad de estos servicios. Toda reforma, bajo el sistema capitalista, es siempre temporal y supeditada a la capacidad de la burguesía por mantenerla y a la fuerza del movimiento popular por luchar por ella.
En segundo lugar, no solamente se trata de que los presupuestos del Estado estén sujetos a constantes cambios. Es que, incluso ahora, con una inversión histórica máxima en materia de género, los servicios que promociona el Gobierno o las distintas instituciones estatales locales no dan abasto. Ejemplo de esto es la lucha que han llevado durante los últimos años las trabajadoras del Servicio de Atención Recuperación y Acogida (SARA) de Barcelona por tener mejores condiciones en el puesto de trabajo, dado que el personal y las rotaciones son insuficientes. Tuvieron que volver a convocar huelga este 2023 y desplegar sus fuerzas tras falsas promesas que se comprometía el Ayuntamiento hace casi tres años6.
Las propias profesionales de los servicios existentes conocen la inestabilidad de los circuitos y las coordinaciones7 con los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad, órganos judiciales y servicios sanitarios. Llegan a entrar en conflicto y contradicción de funcionamiento, acarreando mayor carga a las trabajadoras de los servicios y/o entidades voluntarias de jurisdicción y atención que subsisten a duras penas de subvenciones. Una camarada de nuestro Partido, que trabaja en el tercer sector8 en el ámbito de atención, confirma a través de su experiencia: «la violencia institucional es un hecho que vivimos cada día, no solo contra las mujeres que viven estas violencias, sino hacía las propias trabajadoras que intentamos poner paños calientes a los destrozos que permite el sistema. Nos han llegado relatos de mujeres dónde la propia policía les convencía para no denunciar, justificando las agresiones de los agresores y saltándose los protocolos teniendo contacto directo con estos. Ni hablemos de las mofas y burlas continuas o el racismo que tienen que soportar. Nuestros horarios no acaban, nos encontramos limitaciones y cuello de botella continuos, abogados machistas, en juzgados que ni siquiera le comunican a las mujeres sobre cómo van sus procesos abiertos, padres acosando a su ex-mujer e hijos sin poder recurrir a órdenes de alejamiento porque el abogado les anuncia que empeorará la situación de la afectada a nivel judicial».
En este sentido, el parche que propone la nueva ley es generar nuevas estructuras infrafinanciadas que sirvan para tener a más trabajadoras en el sector con condiciones paupérrimas y sin poder ofrecer la atención y acompañamiento necesarios. Recordemos que esta ley prevé que los nuevos “centros de crisis” estén operativos en todas las provincias para 2024. Cualquier vaivén mínimo, cualquier cambio en el gobierno de aquí a 2024 puede fácilmente hacer tambalearse este plan, que, como decimos, de por sí no es muy halagüeño.
Por tanto, esta ley hace evidente una vez más que:
- No hay ley que supere la intrínseca inoperancia de la burocracia capitalista, que genera de forma inevitable innumerables capas de politicuchos y gestores de estómagos agradecidos que velan por el bienestar de su propio cortijo, generando procesos laberínticos y conflictos a cada paso.
- No hay ley ambiciosa ni efectiva contra el patriarcado en un sistema que lo ha transformado para que sea funcional a él; sólo hay parches, de lejos insuficientes, que en cualquier revés tratarán de arrebatarnos.
- No hay ley social de los reformistas que no sirva para tratar de conseguir rédito electoral e intentar atar a los movimientos sociales a las estructuras del Estado.
En definitiva, no hay fin del patriarcado sin el fin del capitalismo, por lo que la lucha patriarcal debe ir ligada a la lucha por la revolución.
2. La ley de autodeterminación de género o ley trans.
La ley de autodeterminación de género, también llamada “ley trans”11 incorpora varios cambios a la legislación del estado en materia de género y de igualdad LGBT. Pese a que la ley introduce cambios significativos para todo el colectivo LGBT y para las personas intersexuales, la principal modificación que introduce es la que realiza sobre el proceso del cambio registral para las personas trans.
Es evidente que el poder realizar el cambio registral sin un informe psiquiátrico de por medio y con más agilidad es un derecho democrático conquistado para las personas trans. Este avance, sin embargo, no cae del cielo ni por la bondad de los políticos socialdemócratas. Por este avance se ha luchado durante años, con movilizaciones del colectivo LGBT que han ejercido la suficiente presión como para poder rascar estos cambios al Estado capitalista.
De todos modos, como hemos comentado arriba, la forma de hacer política del reformismo siempre es pujar a la baja las demandas de la clase trabajadora, haciendo un poco de colchón para mantener el statu quo. Y, en este caso, no es diferente. Las vagas líneas sobre la formación del personal administrativo y sanitario son claramente insuficientes. Esto, principalmente es así, debido a la manera de hacer política ‘’social’’ por parte de los gobiernos capitalistas, a golpe de ley, con total ausencia de rendición de cuentas y poca transparencia sobre la gestión de las inversiones del Estado en esta materia. Esta manera de hacer política permite dejar una frase muy bonita que luego, en la práctica, no significa nada.
La nueva ley no impide, pues, que las personas trans se encuentren con cientos de trabas a la hora de realizar la transición médica, dónde entra el tema del sistema de sanidad pública, que puede entorpecer los tiempos o bien toparte con transfobia institucional y desinformación.
La transfobia sirve al patriarcado y al capitalismo, y no es una problemática que vaya a desaparecer de la noche a la mañana, ni a golpe de ley. Los encargados de aplicar la ley en el día a día pueden perfectamente suponer complicaciones para las personas trans que accedan a estos cambios o tratamientos.
Es necesario también recordar que la ley trans se aprueba a final de legislatura, lo que asegura una aplicación burocrática y a correprisa, facilitando además derrocarse o infrafinanciarse en la siguiente legislatura. De hecho, la ley ha pasado por severos recortes y excluye a las personas trans migrantes indocumentadas y recorta los derechos de los niños trans. Nuevamente, una problemática intrínseca al propio capitalismo.
Por último, queda un tema de especial relevancia sobre la nueva ley del Ministerio de Igualdad: las personas no-binarias ni tan siquiera son mencionadas. Se menciona al colectivo trans en general, pero, puesto que no existe en la legislación del Estado español un reconocimiento de las personas no-binarias, la nueva ley no se les aplica. Esto supone que las personas no binarias de clase trabajadora no cuenten con protección por transfobia en el espacio laboral ya que no se aplican leyes específicas antidiscrimación y, además, la transición médica sólo podría darse mayoritariamente por la sanidad privada, debido a que el sector público, al no contemplarse el no binarismo como una identidad reconocida, poco puede hacer para dar una atención personalizada.
Es un panorama que, para las personas trans de clase trabajadora, impacta violentamente en sus condiciones económicas, laborales y sociales, dónde a través de las instituciones se sigue financiando un feminismo burgués, tránsfobo y academicista. Este sector del movimiento feminista es quién ejecuta el verdadero borrado de las mujeres.
3. Tendencias reaccionarias y el transexclusionismo.
Estas leyes, y, en particular la ley trans, suponen un cambio por el cual el movimiento feminista y LGBT han tenido que luchar durante años.
Esta necesidad de luchar por la consecución de los derechos democráticos más básicos bajo el yugo del capitalismo y el patriarcado no vienen de nuevas. Por una parte, el capitalismo requiere por necesidad de mano de obra que le sea funcional. Para esto se compagina muy bien con el patriarcado, que impulsa unas normativas de conducta y modelos relacionales que le son necesarios en algunos casos, y funcionales en otros, al sistema capitalista. Modelos que garantizan la producción y la reproducción de mano de obra, y a los cuales las identidades disidentes no le son útiles.
De esta manera, el sistema no solo impulsa maneras de actuar y de ser cisheteronormativas, sino que también soborna a elementos de los movimientos sociales para inutilizarlos y hacerlos servir a sus intereses. ¿Cómo sucede esto? Por una parte, se da de una manera abierta y directa a través de discursos que intencionadamente ignoran la cuestión de clase y sirven para generar odio, marginar a grupos sociales enteros y generar disputas entre la propia clase trabajadora, ejemplo de esto son el discurso anti-okupa, discursos contra la clase trabajadora migrante, el altavoz que promueven espacios académicos a los transfobos, etc. Por otra parte se da de una manera muy orgánica, al cooptar a activistas, intelectuales o elementos de estos grupos oprimidos para sus propios proyectos socialdemócratas, que al final sólo sirven para perpetuar el Estado capitalista y el sistema de clases. De esta manera, la burguesía, por las propias dinámicas del Estado o en forma de ataques conscientes, trata de dividir al pueblo y enfrentarlo entre sí.
Lo vemos día a día con activistas que entran a formar parte de las instituciones burguesas, rebajan su discurso a la propuesta de reformas y pequeñas mejoras que, cada vez, consiguen rascar menos y menos al sistema capitalista, y sólo sirven para desmovilizar a sectores enteros de la población. Ejemplo de esto es Ada Colau como máxima representante de las primeras PAHs (sin menospreciar la legítima resistencia de otras PAHs y PAHCs que se opusieron de plano a su línea y a su deriva). En su caso ni siquiera tenía un discurso rupturista, pero fue cooptada para, directamente, gestionar los desahucios desde las instituciones, perdiendo por completo la legitimidad de la lucha en que se encontraba.
En la cuestión de género esto no es distinto, y se puede observar con mayor claridad en el movimiento transexcluyente, con muchas caras visibles promocionadas por el PSOE. El movimiento transexcluyente (también llamado TERF) surge de un sector del feminismo radical académico estadounidense. En el centro de este movimiento sitúan la contradicción entre sexos -que no géneros- como la contradicción principal para la superación del patriarcado. Esta contradicción se entiende de manera muy esencialista, situando en el centro del género la capacidad reproductiva biológica, en vez de entender su papel de reproducción de mano de obra en el marco de la economía capitalista, como un constructo que sirve para el mantenimiento de la misma.
Las representantes de este movimiento surgen de la aristocracia obrera y de la pequeña burguesía, y representan, en inicio, un intento oportunista de intelectuales de estos sectores de mantener un puesto elevado. Intelectuales que, con su línea, alineándose con los sectores más reaccionarios, defienden efectivamente los intereses del sistema capitalista y patriarcal. El transexclusionismo no sirve sino para separar y dividir las diversas luchas de la clase trabajadora. La tarea que tenemos los comunistas es otra muy distinta: entender las distintas situaciones de explotación y opresión contra el pueblo para unirlo en un único torrente revolucionario contra el enemigo burgués.
Esta división la vemos también en el movimiento feminista, el cual, en pleno auge, no fue capaz de escapar a las polémicas generadas por el transexclusionismo, separando muchas veces algunos sectores y debilitando algunas luchas por las dinámicas reaccionarias internas.
El discurso tránsfobo se infiltra en el movimiento feminista y en el movimiento comunista. Esta deriva ideológica se asienta en tanto que el colectivo trans ha conquistado una serie de derechos, haciendo que un sector del feminismo se vea falsamente amenazado, y generando éste un discurso identitario partiendo del transexclusionismo, cosa que vemos cuando se habla, por ejemplo, del “borrado de mujeres” en cuanto el colectivo trans conquista algún derecho.
Evidentemente, estos discursos que se infiltran no han ganado la batalla ideológica y las mujeres trans se están organizando en el movimiento feminista. Esto sólo puede ser visto de manera positiva, dado que implica la organización política de un sector de las mujeres más vulnerables, pese al discurso que sostiene el feminismo pequeñoburgués.
En el movimiento comunista tampoco han faltado las voces discordantes que vociferaban el discurso transexcluyente. Esto se ha visto apoyado en un planteamiento materialista vulgar, reduccionista y esencialista en la comprensión del género. Un materialismo que se basa exclusivamente en lo sensorial, obviando por completo la superestructura, los preceptos y constructos sociales existentes. De esta manera, este sector del movimiento comunista español articula su discurso, vertebrando su odio visceral con preceptos ideológicos mal entendidos. La vinculación esencialista entre género y sexo, no como derivado el uno del otro en primera instancia, sino como algo indisoluble, no es más que la expresión articulada de ese planteamiento.
Desde estos sectores reaccionarios se suelen plantear argumentos de carácter económico frente a los derechos democráticos de las personas LGBT en frases del estilo de “a quién le interesan las leyes en materia de género habiendo subido la luz” creando una falsa dicotomía, dando a entender que los derechos de las mujeres o del colectivo LGBT no pueden ser perseguidos a la vez que los objetivos económicos de la clase trabajadora, obviando enteramente que, igual que con el resto de la sociedad, la mayoría de las personas LGBT son parte integrante de la clase trabajadora.
Estos planteamientos, que tratan de decirnos que luchar por los derechos LGBT solo sirve para dividir a la clase trabajadora son, precisamente, las ideas que dividen a la clase trabajadora. La separación artificial entre los derechos del colectivo LGBT y los derechos de la clase trabajadora en general crean un cisma que nos enfrenta entre nosotros.
Esta no deja de ser una tendencia puramente economicista10, que antepone la lucha económica a la lucha política, que se imagina una clase obrera que no existe (exclusivamente cishetero) y que pretende que la clase trabajadora sea corta de miras y sólo busque mejorar sus condiciones económicas, olvidando por completo la lucha por los derechos democráticos necesarios para construir un frente de clase unido en contra del Estado capitalista.
4. Conclusiones.
No hay liberación posible de la mujer ni del colectivo LGBT mediante las vías que dicta el Estado burgués, solo ser un engranaje más bajo el yugo de la alianza patriarcal y capitalista. Esto solo muestra una vez más que los reformistas son cómplices y sustentadores de la política reaccionaria que se limita a parchear sus propios efectos y consecuencias, enjaulando la verdadera emancipación.
La liberación de la opresión patriarcal y capitalista no puede sino ser el resultado de la lucha de clase trabajadora en pos del socialismo. Debemos seguir organizándonos para tomar el poder a partir de este frente unido que integre las diversas y justas luchas de los distintos sectores del pueblo contra el capitalismo, donde el reformismo solo juega el papel de un paliativo homeopático.
Referencias.
1) https://elpais.com/noticias/huelga-feminista-8-marzo-2018/ https://www.eldiario.es/sociedad/despues-primera-huelga-feminista-cambiado_1_1112712.html
2) https://somosrevolucion.es/la-violencia-patriarcal-un-analisis-marxista/
3) El Estado y la revolución –Lenin.https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/hoja2.htm
4) Dirigirse a otra persona con expresiones, comportamientos o proposiciones de carácter sexual que creen a la víctima una situación objetivamente humillante, hostil o intimidatoria, sin llegar a constituir otros delitos de mayor gravedad. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2022-14630 (apartado 4 del articulo 173)
5) Sexpreading: difusión de imágenes íntimas de carácter sexual sin consentimiento a terceros o en otras plataformas digitales y físicas. La nueva ley pena no solo a quien, sin autorización de la víctima difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones de la misma que hubiera obtenido con su consentimiento en un lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad personal de esa persona, sino también a aquellos que habiendo recibido dichas imágenes o grabaciones las difunda, revele o ceda a otros terceros sin el consentimiento de la persona afectada. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2022-14630
6) https://somosrevolucion.es/25n-por-que-el-capitalismo-es-incapaz-de-erradicar-la-violencia-de-genero/, https://somosrevolucion.es/les-treballadores-del-sara-en-lluita-per-una-millora-de-les-condicions-laborals-i-del-servei/ , https://somosrevolucion.es/les-treballadores-del-sara-recullen-els-fruits-despres-danys-de-lluita/ y https://twitter.com/AssembleaSara
7) ’’Estos servicios actuarán coordinadamente y en colaboración con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, los órganos judiciales competentes, los servicios sanitarios y sociosanitarios, las unidades de valoración forense y las instituciones encargadas de prestar asistencia jurídica a las víctimas del ámbito geográfico correspondiente y, en su caso, las Oficinas de Asistencia a las Víctimas del Delito.’’ cita del Artículo 35. Servicios de asistencia integral especializada y accesible del BOE. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2022-14630
8) El tercer sector lo compone una serie de entidades (asociaciones, fundaciones, etc.) que no siendo ni públicas, ni teniendo ánimo de lucro, se ocupan de realizar proyectos de acción social, o defender intereses de colectivos de cualquier tipo. En general entran dentro de los circuitos públicos y/o relacionados del Ayuntamiento y se coordinan con el resto de servicios públicos. En este caso, entrarían aquellas dedicadas a atender víctimas de violencia machista.
https://www.gersonvidal.com/blog/cambios-codigo-penal-ley-solo-si-es-si/
9) Artículo 7. Prevención y sensibilización en el ámbito educativo. BOE https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2022-14630
10) Libro ‘’Qué hacer’’ – Lenin. Capítulo 4: El primitivismo en el trabajo de los economistas y la organización de los revolucionarios; en el Subapartado B: El primitivismo en el trabajo y el economismo. https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf&ved=2ahUKEwim65aa7ML9AhXN0KQKHd17BvoQFnoECEAQAQ&usg=AOvVaw24d4FmPP7sCrQLim0FWvF4
11) https://www.boe.es/eli/es/l/2023/02/28/4. Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.